La jara blanca (Halimium atriplicifolium), sigue estando
considerada como Especie en Peligro de Extinción en el Anexo I del Catálogo
Valenciano de Especies de Flora Amenazadas. Sus únicas poblaciones conocidas en
territorio valenciano están localizadas en la Sierra del Algayat en La Romana y
nuestra población local ubicada en la Sierra de Salinas, ambas localidades en
la provincia de Alicante.
Tras 5 años consecutivos realizando actuaciones en la Sierra
de Salinas dedicadas a su conservación, exponemos los siguientes resultados y conclusiones:
La población de jara blanca en la Sierra de Salinas está formada
por 72 ejemplares, los cuales deben ser diferenciados en dos grupos
principales; por un lado la población silvestre, formada por escasos ejemplares
dispersos a lo largo de la sierra y por una gran población en un área muy localizada
(E. Durá, J. Hernández y P. Hernández, 2010); y por otro lado la población
reintroducida, la cual se encuentra divida en distintas subpoblaciones, creadas
con el objetivo de conectar la población más meridional con la población más al
norte (formada por un único ejemplar). Actualmente, la población reintroducida, formada por ejemplares procedentes de las actividades de recuperación realizadas por la Asociación Salvatierra desde el año 2013, es la mayor población de jara blanca en la Sierra de
Salinas y representa el 55% de la población total conocida.
Incluso con la creación de nuevas subpoblaciones que han
permitido aumentar significativamente la colectividad total de jara blanca, el
taxón sigue siendo muy escaso en el entorno de la Sierra de Salinas y su
población dista todavía de estar a salvo.
La población silvestre se encuentra gravemente amenazada por
el fuerte impacto que está ejerciendo la ganadería ovina, la cual pasta y
trasiega en semilibertad sobre el núcleo de mayor número de ejemplares. Así
mismo, la sucesión vegetal progresiva natural en el área donde se ubica la
población silvestre está ocasionando la sustitución de la jara blanca por otras
especies vegetales, además de un cambio en la ecología del terreno. A las
amenazas mencionadas, es preciso añadir la pérdida directa de ejemplares por la
eliminación del sotobosque en los lindes
de la carretera por trabajos silvícolas de mantenimiento de caminos y limpieza
forestal. Todas estas situaciones han provocado la reducción de la población
silvestre en un 38 % desde el año 2014 (SALVATIERRA; 2014-2017).
Es preciso mencionar que debido a que se trata de una
especie pirófila, es decir, adaptada a tener una ventaja respecto a otras
plantas tras acontecimientos como los incendios forestales, puede ocasionar que
dicha adaptación se convierta en una desventaja cuando no se den las
condiciones mencionadas.
También hay que considerar que puede tratarse de una especie
que está sufriendo los efectos del cambio climático al crecer en claros y
lugares soleados donde ya no se dan las condiciones ecológicas adecuadas el
tiempo suficiente para la regeneración de nuevas plantas, lo que está
provocando el envejecimiento de la población silvestre y una disminución de su
área de distribución.
Conviene, por tanto, continuar con el seguimiento de la
población silvestre y la búsqueda de nuevos ejemplares en la Sierra de Salinas además
de tomar medidas urgentes para su protección y conservación.
José Carlos Hernández Bravo